Las princesas nos hemos olvidado.
No recordamos como son los dragones.
¿Eran de color rojo? ¿O tal vez dorado?
Tenían unas grandes fauces
y su aliento podía quemarte,
las garras eran fuertes.
Su único anhelo: ¡devorarte!.
A lo lejos creo ver a uno,
vestido con ropas de seda,
con reluciente espada y escudo,
y una montura que vuela.
Mi vida viene a reclamar,
pensando ser mi dueño.
¡Príncipe se hace llamar!.
No recordamos como son los dragones.
¿Eran de color rojo? ¿O tal vez dorado?
Tenían unas grandes fauces
y su aliento podía quemarte,
las garras eran fuertes.
Su único anhelo: ¡devorarte!.
A lo lejos creo ver a uno,
vestido con ropas de seda,
con reluciente espada y escudo,
y una montura que vuela.
Mi vida viene a reclamar,
pensando ser mi dueño.
¡Príncipe se hace llamar!.
N0 se si existirán los dragones pero desde luego tú eres un hada, te he conocido en la casa de Sergio, el duende.
ResponderEliminarUn gran y hermoso duende. Tan precioso es su casa que decidí quedarme. Gracias Buscador.
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